El Hospital de Viladecans ha ampliado su cartera de servicios con la incorporación de la prótesis de pene, un dispositivo diseñado para obtener una erección artificial y permitir mantener relaciones sexuales en pacientes con disfunción eréctil severa. “Hay que estar muy seguro antes de optar por la cirugía”, explica el Dr. Víctor Tames, especialista del Servicio de Urología. “Solo la proponemos como última opción en la disfunción eréctil y cuando no han funcionado ni los tratamientos farmacológicos ni las inyecciones intracavernosas”, añade.
El implante está formado por tres componentes: dos cilindros que se introducen dentro del pene y generan la erección, una bomba situada en el escroto que activa el mecanismo y un reservorio, generalmente ubicado en la cavidad abdominal, que almacena el suero fisiológico cuando la prótesis está inactiva. Para conseguir la erección, el paciente presiona la bomba del escroto, enviando el líquido del reservorio hacia los cilindros. Tras la relación sexual, otra presión sobre un pequeño botón permite que el líquido regrese al reservorio, devolviendo el pene a un estado flácido. Este sistema requiere un periodo de adaptación antes de poder utilizarlo con total soltura.
La intervención quirúrgica se realiza mediante una incisión en el escroto, entre el pene y los testículos, a través de la cual se implantan todos los componentes. “Es fundamental llevar a cabo una limpieza completa antes de la intervención para reducir el riesgo de infección”, destaca el Dr. Tames, especialista del Servicio de Urología del Hospital de Viladecans. En pacientes con diabetes, añade, es imprescindible un buen control de la enfermedad, mientras que en casos de hernia inguinal bilateral el reservorio se coloca bajo los músculos rectos del abdomen, mediante una incisión accesoria situada por debajo del ombligo.
La infección de la prótesis es la complicación que más preocupa, aunque su incidencia es baja, inferior al 1,5% de los casos. Suele aparecer en las primeras semanas tras la intervención y está relacionada con factores como la obesidad, la diabetes mal controlada o el tabaquismo. La fiabilidad mecánica del dispositivo es elevada y la mayoría de prótesis funcionan correctamente durante más de una década. Otras complicaciones más frecuentes, como el hematoma escrotal, suelen requerir únicamente tratamiento analgésico, aunque pueden retrasar varias semanas el inicio de la activación de la prótesis.
“La erección, como muchas otras funciones fisiológicas, puede deteriorarse con la edad y también por factores como la diabetes o los tratamientos para el cáncer de próstata”, explica el Dr. Santiago Capdevila, especialista del Servicio de Urología del Hospital de Viladecans. “Nos encontramos con muchos hombres que sufren disfunción eréctil y, por diversos motivos, la normalizan y no hacen nada”, añade. Se estima que uno de cada cinco hombres de entre 40 y 70 años la padece, y que más del 25% no consulta al médico.
En los casos en los que ni los tratamientos farmacológicos ni las inyecciones intracavernosas resultan efectivos, la prótesis de pene puede restaurar una erección funcional, ayudando a recuperar la confianza, la intimidad sexual y, en general, la calidad de vida del paciente y su relación de pareja.
















