El ejercicio de la labor policial conlleva riesgos, no solo en las calles, sino también en situaciones más íntimas, como las citas en casa. Lo que prometía ser una velada agradable se tornó en una pesadilla para un agente de los Mossos d’Esquadra, quien fue víctima de un secuestro por parte de un encuentro que había concertado a través de una aplicación de contactos.
En enero de 2020, el oficial acordó encontrarse en su casa de Gavà con alguien que había conocido en Grindr. Sin embargo, la noche tomó un giro oscuro cuando, al abrir la puerta, el invitado dejó entrar a tres cómplices que tenían intenciones de robo.
Los intrusos inmovilizaron al agente en el sofá y procedieron a despojarlo de sus pertenencias, incluyendo las llaves de su hogar y vehículo, su cartera y el control del garaje. Durante el registro de la casa en busca de objetos de valor, descubrieron el uniforme del Mossos y otras herramientas relacionadas con su profesión.
A partir de ese momento, los asaltantes dirigieron su violencia hacia el oficial, golpeándolo, intimidándolo y amenazándolo con un cuchillo, mostrando desprecio por su profesión y orientación sexual. El agente fue retenido durante cuatro horas, atado a una silla, mientras los ladrones se apoderaban de objetos valuados en 2.547 euros, entre ellos ropa y un teléfono móvil, así como equipamiento de trabajo vital como un chaleco antibalas y un arnés profesional de estabilización de cámaras.
Además, obligaron al oficial a desbloquear su teléfono móvil y realizar transferencias bancarias que ascendieron a 33.580 euros. Tras el asalto, se inició un proceso judicial que involucró a varios sospechosos, uno de los cuales era menor de edad y enfrenta un juicio separado. Otro no pudo ser identificado y un tercero falleció durante la investigación.
En la Audiencia de Barcelona, el cuarto acusado compareció este jueves, admitiendo los cargos de detención ilegal y robo con violencia e intimidación. En virtud de su reconocimiento de culpabilidad, se le impuso una sentencia de cuatro años y medio de prisión, además del pago de una multa de 6.500 euros. Durante el juicio, afirmó haber participado en una trampa planeada con los otros asaltantes a través de la aplicación de citas, sin saber que su víctima era un agente de policía.
Inicialmente, la Fiscalía solicitaba una condena de siete años de prisión y una indemnización total de 39.530 euros para el acusado, pero su admisión de culpabilidad resultó en una reducción de la pena, además de que se le contabilizaron los cuatro meses que pasó en prisión preventiva.
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